DOS EN UNA
miércoles, 11 de marzo de 2015
Creo que todos tenemos un doble; no de esos que te encuentras por la calle y te asustas, porque ves a otro igual que tú, a mi esa la casualidad siempre me ha parecido muy de fenómenos extraños.
Ese doble que nos sorprende y nos asusta al mismo tiempo, lo llevamos al lado, adentro y a veces hay que prestarle el abrigo porque sin venir a cuento se adormila y quiere tirar de ti para que le acompañes en su cabezada, y tu; siempre alerta, despierta, segura y jefa; le dejas el abrigo, le sujetas la cabeza y le dices, cinco minutos doble, pero después, espabila.
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