ELEGIR UN BOLSO
martes, 15 de septiembre de 2015
Al pasar los años cambia nuestra manera de elegir las cosas. Yo, antes elegía un bolso a golpe de "coup de coeur", me emocionaba tanto que llegue a considerarlo un estado de enamoramiento malsano.
Si, de esos que te ubican en un te quiero aunque me peses, incluso con esa cadena metálica que me vuelve omnipresente cada vez que te dejo encima de una mesa; te quiero aunque estés lleno de dibujos y sepa, positivamente, que me vas a hartar en dos semanas, te quiero cueste lo que cueste, aunque no me convengas, aunque te tenga que llevar a cuestas; yo, te quiero, me lo grita el corazón.
Ahora el bolso lo prefiero liviano, simple, curioso. Me cuesta más encontrarlo, ya no me enamoro tanto, no quiero cargas, mi corazón grita menos; prefiere un bolso listo para acompañarme a paso ligero, con la sonrisa en la boca de lo bien que me sienta llevarlo.
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