GUCCI ASOMA EL ZAPATO

Las modas insisten cada cierto tiempo, se reproducen, pero no paren igual. Los hijos le salen actuales por mucho que sean de padres de hace unas cuantas décadas. Queda un "se parece a", o "eso ya lo viví yo", pero ese recuerdo tal cual, se desvanece, queda eximido de toda culpa como sucedáneo porque nunca es idéntico, si lo fuera estaría en nuestro tercer o cuarto armario, en el de nuestra madre  o el de la tía que no tira nunca nada; el subidón de la compra llegaría a su fin, y eso señoritas... no nos gustaría ¿no? ¡Comprar mola¡

 De estas dos de la foto que acaban de llegar de compras yo sería la descalza, la que toca con los pies en la alfombra; quizás es que me acabo de quitar los zapatos; si, esos Gucci tan formidablemente puntiagudos, los que a mi amiga ya parece que le hacen rozadura; ella es de las afortunadas que llevan el tacón pegado al pie y como si nada. Ahora, yo no paso de la alfombra. Mis pies vivieron los zapatos que despuntan con total devoción; y aquí están de nuevo, pero no igual; se me hace rara esta resurrección insinuante, sospecho que acabará ligando conmigo, otra vez, pero no exactamente. 

 Se veía venir, detrás de un pantalón campana siempre asoma un zapato bien afilado. Me vuelven a dar ganas, me recuerdan tiempos de baile hasta las tantas, de caminatas en las que el zapato llegaba antes que yo ; -y a mi amiga le digo- :"¿cómo puedes?, yo a nivel de alfombra y tu ahí subida en esos tricolor"; "estoy probando"- me dice-, "en esta campaña de Gucci me los han adjudicado por mi fama taconera. No te quejes, -se ríe-; a ti te han tocado los planos, para el pantalón pitillo, en el que que nunca pensaste cuando llevabas campana, y que ahora no hay forma que te quites, hasta te han puesto un sofá por si te cansas y el bolso en el suelo, ¡con lo poquito que a ti te gusta dejarlo ahí¡ 

Anda, ¡vamos a asomar los zapatos¡"