DOLOR

Daniel se estaba muriendo de dolor y yo no podía hacer nada;únicamente acompañarlo a urgencias en dos ocasiones para que por fin le diagnosticaran un cólico de riñón,lo más del dolor.
Gracias a los calmantes el dolor desaparece durante unas horas,igual que el tiempo que no pasa,igual que los días,que ya han perdido su nombre;da igual que sean martes que miércoles;lo único que importa es que pase el dolor...que siempre vuelve.
En el hospital todo acaba convirtiéndose en una rutina de limpieza,visita del medico desayuno,comida (dolor),merienda(dolor),comida y cena(lo mas del dolor),cambio de suero,paseo por un pasillo que cada vez parece más corto,saludo a los portadores de suero que te cruzas.Al segundo día empiezas a tener curiosidad por saber que pasa en el resto de las habitaciones,te inventas sus vidas...nosotros llegamos a imaginar hasta un concurso con desfiles de batines,yo hasta le diseñé uno a Daniel estilo Tom Ford le explicaba cada detalle,cada costura;el caso era distraerlo del dolor.
Cogí más taxis que la Esteban para ir a telecinco y me acostumbré a oír las noticias a las 8 de la mañana,a prever los atascos,a imaginar otras rutas.
Me compuse mi uniforme de hospital con variedad de blusas blancas,cada día diferentes pero siempre blanco hospital,me habitué a no comer,a leer revistas baratas , a pedir calmantes con mucha naturalidad,ordené aquella habitación como si fuera mi casa,con abundante agua mineral y un jaboncito de Hermés.
Cuando cogía el taxi por la noche para volver a casa,me llevaba las revistas caducadas y mi termo de te vacío y, en dirección a Madrid, cerraba los ojos y pensaba que historia podría inventar al día siguiente para distraer el dolor de Daniel.
¿Cómo conseguís distraer el dolor?