DECORACIONES AJENAS
domingo, 9 de febrero de 2014
Otra vez me pillan con las sillas desordenadas, que como si tuvieran vida, me han arrinconado vestida en tono pastel.
Otro encargo que me ensimisma y que al mismo tiempo me hace feliz; una sensación de Nirvana permanente es que la vivo hace unos días; en la que poco me importa que las sillas cobren vida. Al final, las plegaré, les pasaré un paño y saldré airosa.
Decidir un color es decidir una decoración, y, si te lo dejan a ti, cobra una importancia histérica que te hace ponerte en mil posiciones. Ese "lo que tu prefieras" se transforma en una silla sin cojín, en un mucho tiempo sentada, en una postura incómoda que estás deseando abandonar cuanto antes.
Decoraciones ajenas que tu ves de colores; pero que ya en la primera capa de rosa hablan con plástica lucidez susurrándote al oído: mejor en blanco , y en un segundo cambias a azul con mucho blanco y el mismísimo azul te dice: blanco; y le gritas : ¿otra vez?; muy bajito contesta: sí, como siempre.
Y arrinconada de rosa, empiezo a ordenar las sillas, esta vez de blanco, como si de la primera vez se tratase.
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