PROTOCOLOS

Seguir el protocolo suele ser lo habitual; estandarizar el comportamiento, pasar al dos después del uno, dando por hecho que nos espera el tres. 

Podar las primaveras y proteger otoños,  tal y como indica en el prospecto, que si es al revés, no hay flor que asome la nariz.

Analizar y dar por hecho lo que ni siquiera puede llegar a pasar, tener un plan, una opción B, una puerta de emergencia no se si sirve de mucho. Cuando los zapatos de un largo y negro invierno, se mezclan con el vichy de color rosa verano; no queda más remedio que podar, porque es lo que toca según el protocolo.

Ahí vamos, aunque nos gustaría quedarnos descalzos, agradeciendo los detalles, las preguntas, las escasas pero mágicas lealtades, las palabras bien dichas, admirando el amor saltándose el protocolo de manera privada, única y desordenada.