SANTA MODA

Llevábamos cuatro días en Nueva York, habíamos pasado del invierno a la primavera ,del abrigo y el gorro al sin mangas y las gafas de sol.Yo estaba cansada,cansada de tanto arte,de galerías que se multiplicaban,de ferias interminables,de artistas sobrevalorados ,de precios imposibles,de caminar sobre moquetas que te manchaban los zapatos de blanco y el ánimo de gris.Daniel estaba en su salsa,pidiendo precios y calculando posibilidades,animado en un mundo de cifras e inversiones con rentabilidad futura.Yo no desesperaba,aun quedaban días.
Llegó el domingo y como fiel que soy a la santa madre fashion ,tenía que cumplir con los preceptos...había que ir a Barneys , y tocar todo lo que había visto a través de la pantalla de mi ordenador,tocarlo bien como si fuera un santo en su peana al que puedes encomendarte.
Y allí estaban todos mis santos rodeados de sus prodigios textiles que,milagrosamente se habían hecho realidad.
Como nómada urbana que soy fui planta por planta cambiando de campamento sin notar el cansancio,sintiendo que yo estaba allí como pez en el agua bendita.
Cuando vi el vestido de la foto,de Christopher Kane,avise a Daniel que estaba desparramado en un sofá años cincuenta descansando de tanta información.Lo agarre de la mano para enseñarle,rozando suavemente el vestido, como habían insertado cada pieza una por una en aquella maravilla.El no entendió nada,sobre todo porque valía más de 3000 euros y una vez puesto hay que guardarlo en un armario y no aumenta su valor...como puede hacerlo un cuadro.Yo aquel vestido y ,alguno que otro más, lo hubiera enmarcado, lo hubiera colgado en el salón, y tendría ,quizás sólo para mi para mi, un valor incalculable.
Cuando salimos a la calle,después de cuatro horas de expedición,llovía...había vuelto el invierno y a mi me pilló por sorpresa obnubilada todavía por un minivestido.