CEPILLOS Y PEINES

martes, 1 de abril de 2008



Esta mañana iba a secarme el pelo y me he dado cuenta que tenía encima de la repisa del lavabo un peine y dos cepillos que me habían regalado diferentes peluqueros. Peluqueros de distintas ciudades,de distintas épocas,de generaciones incompatibles. Allí estaban los tres reunidos delante de mí ,los tres me habían acompañado durante mucho tiempo.
Tengo un cepillo redondo muy grande que me regaló Charito,la peluquera de mi madre en Logroño.Me lo dio un día que le comenté que mi melena podía conmigo;ella contestó:cariño llevate este cepillo que en un plis plas seras dueña y señora de una gran melena.Charito tiene una psicología de barrio,de muchos años de oficio,de peluquería en un piso sin la más minima sofisticación pero con muchos besos,muchos cariño que guapa te veo,sientate aqui bonita mientras cardo a tu madre en un momento,es de las que grita bien alto :¿alguien tiene cambio de 50 euros? y luego le salen las cuentas perfectas,de las que nunca reserva hora y las clientas la esperan de sol a sol;porque aquello no es una pelu sino una reunión de afectos de muchos años atrás.
Mi segundo peine me lo regalaron en Barcelona,fue Edu,mi peluquera de hace más de diez años.Es un machete de plástico azulón .Me lo dio un día que yo le comenté que no podía desenredarme el pelo.Mi pelo es fino y se enmaraña fácil como mi cabeza. Ella era la reina de las largas conversaciones en voz baja,madura y con oficio,recelosa de las jóvenes generaciones que pisan fuerte pero descuidan al cliente;yo llegaba a la pelu a las 8 de la noche después de trabajar en el despacho y a las diez salía perfecta,feliz y más fuerte .Edu soportaba mis ataques de moda y me paraba los pies con un:"tu déjame a mi" y yo le dejaba mientras me ponía al día con la prensa del corazón. Ella me peinó el día de mi boda,mientras me comía un bocadillo de tortilla francesa.
La última vez que la vi en agosto pasado me dijo:estas más rubia y menos bronceada de lo normal:Como siempre:tenía razón. La verdad es que la echo de menos.
El culpable de que Edu me dijera que estaba demasiado rubia fue el que me regalo el tercer peine: un peluquero de Madrid.
Me metió en el bolso un cepillo plano con un sistema de iones, simple de aspecto pero de marketing sofisticado;un nuevo concepto :igual que él cuando me lo regaló. Peluquero de última generación,viajado,con técnica y conversación trivial. Más preocupado por él mismo que por mi aspecto. Con él también hable mucho,un día me di cuenta que no me conocía,o que algo en mí le había enredado,quizás mis bolsos o mi marketing,que a veces es exageradamente engañoso,como los iones del cepillo.El quería una rubia del Vogue que siempre come fuera de casa y yo quería un castaño natural y comida casera.
Seguro que ninguno de los tres sabe que aun conservo sus regalos,que los utilizo cada día y prácticamente a la vez,que cada uno,de distinta forma desenredan mi pelo,igual que ellos se han enredado hoy en mi cabeza.

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